El derecho al nombre y al registro de una persona le da existencia legal y hace posible el ejercicio de sus derechos; determina los vínculos familiares y civiles de las personas. El nombre acompaña la trayectoria de vida desde su nacimiento hasta la muerte.
Este derecho tiene relevancia también para el Estado porque permite conocer cuántas personas lo integran. En los hechos, existen personas que son “invisibles” para el Estado, desde el punto de vista formal, por carecer de identificación registrada; esto sucede incluso con personas alojadas en instituciones.
Estas personas no pueden ejercer derechos fundamentales como el derecho al voto, a la educación, a la salud, a la justicia, a la vivienda, a servicios públicos, etc.